A veces simplemente tengo ganas de sentirme querida y que alguien me haga sentirme especial. Que realmente valgo, aunque yo sé que es así, por que todos valemos. En esos días que todo parece estar de cabeza y que nada sale bien, hablar con esa persona que te estabiliza y que te hace sacar una sonrisa. No importa quien sea, puede ser un papa, un novio, un amigo, un amigo con derechos, un ciber-amigo, cualquiera vale. Todos participan.
Si es verdad, esto lo escribo para alguien que espero que se de cuenta de lo que significa para mi, y pido perdón por lo monótona que estoy. Es que este tipo de personas son fundamentales para poder vivir en este mundo que no perdona. Tener a alguien que te escuche y aunque sepa que estas super chiflada, te banque, te ponga el hombro, unos ojos, un tiempito de su vida solo para vos y nadie más. Sentir que hay alguien que te espera siempre, para escuchar tus historias. Aunque a veces en realidad no le interesen en lo más mínimo o tengan ganas de jugar al bádminton, pero no, están ahí para vos. Porque aunque se tengan que levantar a las seis de la mañana al otro día se quedan 5 minutos más para decirte lo mucho que te quieren. Por todos los que prefieren no hace la tarea de biología para quedarse hablando de las estupideces más divertidas y los que prefieren estudiar un poquito menos para escuchar los desamores de sus amigas. Porque sin todos ellos, nuestras mañanas, nuestras tardes y nuestras noches se quedan sin su toque te ternura que tanta falta hacen. Por esto y mil cosas más, gracias amigo, realmente te amo.
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