jueves, 29 de marzo de 2012

Nuevamente nos volvemos a encontrar, querido Marzo..

Hola mis navegantes (del mar, del cielo, del ciberespacio y de la luna), espero que estén tan bien como yo! Y acá les traigo nuevamente una historia del mes de Marzo  justo como el año pasado. Espero que es guste

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Saludos navegantes

Nuevamente nos volvemos a encontrar,querido Marzo..
Fue extraño. No estaba asustada, en lo absoluto. Estaba ciega de la felicidad, mis expresiones eran monosilábicas e idiotas. Mi mente en blanco. En lo único que podía pensar era en el sonido de mi respiración contra su pecho. El alcohol seguía corriendo por mis venas y hacía de somnífero. Mis párpados de cerraban.


Mis manos frías y mi cuerpo caliente. Mi corazón latía aproximadamente 500 veces por segundo. No sabía que decir, que hacer.. Nuestros labios por fin tomaron contacto, se fundieron el uno con el otro y desee que ese momento no se terminara jamás.

-Vamos? Dijo



Ya no estaba en mis cabales, mi cuerpo no hacía lo que mi mente le decía. Estaba fuera de control. Sus labios recorrieron mi cuerpo, no podía impedirlo. No quería impedirlo. Y fue cuando me invadió un segundo de desesperación, que se desvaneció rápidamente entre nuestras respiraciones agitadas, en el silencio de la noche.
El somnífero actuó. Y todo lo que recuerdo, es la suavidad de las sábanas, su perfume y sus manos suaves tocando mi cara. 

lunes, 26 de marzo de 2012

Lagrimas escondidas tras sonrisas de papel.

¿Sabías que? dicen que con lo que lloramos en una vida entera podríamos llenar cientos de botellas de agua.
Lo que no dicen es que si  cada vez que un nudo apareciera en nuestra garganta  llorásemos, triplicaríamos el numero de botellas.
¿Es más cobarde quien llora, o quien sonrrie por miedo a hacerlo?

jueves, 8 de marzo de 2012

Cuando las llamas de las velas lo permitieron

Las luces tenues, se van apagando poco a poco. Mi visión por momentos se nublaba. Nuestros cuerpos juntos, pegados el uno con el otro. Su respiración agitada, sus pestañas parpadeaban rápidamente. Yo no observaba, solo miraba. Estaba enceguecida del placer. El momento perfecto. Me sentía querida, importante. Me gustaba estar con el. Cada vez que su mano me rozaba sentía escalofríos, sentía amor. Sentía (que para ese entonces era importante)




Hacia mucho que no experimentaba la sensación, que no recordaba  que ‘sentirme querida’ era también vivir. No quería soltarlo, quería más. Lo necesitaba. Mi cuerpo se lo pedía. De repente deje de mirar y observé, cuando las llamas de las velas lo permitieron, su rostro. No era él. No era a quién yo esperaba. Era alguien mas ocupando su lugar.

Fue esa inolvidable noche la que me di cuenta que no se trataba de ‘con quien esté’ sino que nunca jamás olvidaría su rostro y lo que me hizo sentir.