Cuando crecemos, debemos comprender que hay cosas que por su propio peso caen. Que cuando tengamos dudas, sigamos adelante por que si nos detenemos luego nos va a costar derivar y arrancar de vuelta. Comprender que lo ‘bueno’ no dura toda la vida y que los logros implican esfuerzos. Que llorar no es malo, pero tampoco una solución viable. Que las piedras son duras pero forman parte del paisaje. Y por último y por más triste que parezca, que las cosas se van como llegaron y tal vez ni siquiera tuviste tiempo de decirles adiós. Debemos emprender nuestro viaje, a nuestro ritmo. Sin prisa, pero sin pausa. Y cuando estés arriba, allí donde siempre quisiste,no sigas. Párate un segundo. Analiza y observa la vista de todo lo que has logrado. Felicitate, ponete contento, lo lograste solo, sin ayuda de nadie.